{[['']]}
La película comienza con la cámara de Pablo que se enciende en el Cuartel de Bomberos de Barcelona. La reportera Ángela Vidal y su camarógrafo Pablo realizan un reportaje acerca de la vida de los bomberos en una noche cualquiera. Matan el tiempo realizando entrevistas a los bomberos, grabando la cena de los bomberos y esperando a que haya una alarma que le dé vida al reportaje. La ansiada alarma interrumpe un partido de baloncesto y los reporteros acompañan al equipo de bomberos al lugar del aviso. Al llegar allí, hay en la puerta una patrulla de policía que se interna en el edificio junto a los reporteros y a dos bomberos, Manu y Álex. En la entrada los vecinos les explican que llamaron a emergencias asustados por los escalofriantes gritos de la señora Izquierdo, una anciana vecina. De camino al apartamento de Conchita Izquierdo, los agentes policiales muestran su incomodidad ante la cámara de Pablo.
Cuando logran forzar la puerta, encuentran a la anciana cubierta de sangre al fondo del pasillo. El policía más veterano habla con ella para indicarle que la bajarán a la ambulancia, pero la anciana sufre un ataque de ira y, en un descuido, le arranca de un mordisco un pedazo de piel al policía. Cuando se intenta evacuar al policía para atenderlo y detener la hemorragia, se encuentran con que el Ministerio de Sanidad ha puesto el edificio en cuarentena y nadie puede entrar ni salir. Entonces empiezan las discusiones entre los vecinos. Mari Carmen, una vecina, explica que su marido ha salido a comprar medicinas para su hija Jénnifer, que está enferma, entonces el cuerpo mordido y ensangrentado de Álex cae desde el piso de la Sra. Izquierdo a quien estaba cuidando. Los vecinos mencionan un taller textil al que trasladar a los heridos mientras los reporteros deciden regresar al piso de Conchita, que parece vacío. De repente aparece una chica que corre hacia ellos cojeando para caer a sus pies. El policía novato y Manu llegan al departamento para ver cómo reaparece la señora Izquierdo, quien se dirige como una loca hacia la cámara. El policía la abate a disparos.
Regresan todos al taller textil en busca de una puerta trasera pero la encuentran sellada. Desde fuera les advierten que no salgan y les informan que se ha puesto en marcha el protocolo NBQ para amenazas atómicas o biológicas. Los vecinos se dan cuenta de que están incomunicados: no hay línea telefónica, ni señal de radio ni televisión. Mari Carmen se preocupa por las anginas de su hija y Guillem, el presidente de la comunidad de vecinos, propone saltar desde una ventana del primer piso para huir. Al llegar allí, el edificio está siendo cubierto por una tela blanca que impide cualquier salida. Los vecinos, al borde del pánico, hacen por rebelarse, lo que provoca la agresividad del policía joven que les amenaza si no siguen las órdenes. Manu lo calma.
Pasan dos horas, durante las cuales los heridos han sido trasladados al taller textil y Ángela ha entrevistado a los vecinos. En las entrevistas se informa que además de Jénnifer, Max, el perro de Jénnifer, también está enfermo y lo han llevado al veterinario. Los vecinos ayudan a Manu a hacer un listado de residentes para comprobar que estén todos. Se encuentran presentes Guillem, César, Mari Carmen y su hija, una pareja de ancianos y una familia china. Faltan el abuelo de la familia china (que está paralítico) y “la colombiana”, que imaginan que es la chica que estaba en casa de la señora Izquierdo. Todos afirman que en el ático no vive nadie.
En ese momento, el policía recibe el aviso de la inminente entrada de un médico/inspector de Sanidad que viene a investigar los casos. Este entra en medio de una gran seguridad higiénica y acompañado de guardias: todos cubiertos completamente y con mascarilla. Mira a la cámara con incomodidad y procede al examen médico. Inyecta una sustancia a los enfermos, pero al desposarlos para tratarlos les atacan. Consiguen reducirlos y cerrar el taller, dejando a Guillem con los infectados. El médico les explica que el virus se transmite a través de fluidos corporales, tales como sangre y saliva, y que el tiempo de reacción varía según el tipo de sangre.
Los vecinos exigen al inspector que explique las causas del aislamiento. El agente explica que la alarma se originó en la consulta de un veterinario que había tratado a un perro que resucitó de un coma y atacó a los demás animales. Tras tratarlo con tranquilizantes, lo sacrificaron. El perro pertenecía a este edificio. Ángela recuerda las entrevistas y pregunta si el perro se llamaba Max. Todos giran su mirada a Jénnifer que va en brazos de su madre. Mari Carmen insiste en las anginas, pero el inspector pide calma y permiso para revisar a la niña por si su perro fuera el foco de infección. En ese momento, Jénnifer escupe sangre a la cara de su madre que, sorprendida, la suelta y deja que huya escaleras arriba gritando desesperadamente. Los vecinos impiden que Mari Carmen corra detrás de ella, mientras que Manu y Pablo van en busca de la niña para inyectarle un tranquilizante que les ha dado el médico.
Empiezan revisando el apartamento de la señora Izquierdo, del que han desaparecido los cuerpos. Encuentran en el apartamento a Jénnifer, de pie e inmóvil. El policía se le aproxima para inyectarle el tranquilizante. Sorprendido por el intenso rojo de las pupilas de Jénnifer, permite que ésta lo muerda e intente ir por Manu. El policía la retiene para que el de la cámara escape, pero su huída es frenada por la señora Izquierdo que se abalanza sobre ellos. Manu la golpea dejándola inconsciente y huyen escaleras abajo. En la entrada se encuentra al resto de vecinos que suben las escaleras alejándose del resto de infectados que están a punto de escapar del taller. Intentan quitarle las esposas a Mari Carmen para que huya, pero las llaves las tiene el policía joven. El médico corre hacia el apartamento a ver si puede recuperarlas, mientras Ángela sigue forcejeando para liberar a la pobre madre. Sin tiempo para huir, la dejan sola a merced del salvaje ataque de los infectados.
Escaleras arriba llegan al piso de César que les da refugio. Aunque en un primer momento los infectados intentan romper la puerta se acaban retirando. César propone hacerse fuertes en ese piso hasta que vayan a rescatarlos. El inspector, que también ha sido mordido, se encierra a sí mismo en otro cuarto para no contagiarlos. César recuerda entonces otra salida desde el taller textil que lleva a las alcantarillas. El problema es que la llave que abre la trampilla metálica está en casa de Guillem. Mientras razona su opción, el inspector rompe el vidrio de la puerta tras la que estaba encerrado y le muerde. Ángela, Manu y Pablo abandonan la casa, no ven a nadie e intentan recordar cuál era el piso de Guillem. Sus cábalas son interrumpidas por el ataque de un infectado que Manu reduce. Deciden bajar a la entrada para mirar los buzones y observan que el “cadáver” de Mari Carmen está en pie y aún esposada. Pasan a su lado corriendo de camino al piso de Guillem y se cruzan con otra infectada, de la que se deshacen Manu y Pablo no sin antes dar la sensación que ha infectado a Ángela. La reportera se desespera pero resulta ser una falsa alarma. A medio camino de su destino, se apagan las luces del edificio y Pablo enciende la luz de la cámara justo para ver a otra infectada que los ataca pero que Manu detiene de un mazazo.
Finalmente, llegan al departamento de Guillem. Manu abre la puerta con el mazo y se queda de vigilante mientras Pablo y Ángela buscan las llaves de la alcantarilla. Encuentran un montón de llaves y las cogen todas pero al salir Manu no está en su posición. Al mirar por el descansillo, observan a todos los infectados, Manu incluido, corriendo hacia ellos. Ángela y Pablo se refugian en el ático justo a tiempo para no ser infectados. Los enfermos intentan tirar la puerta abajo. La luz de la cámara se apaga. Los ruidos se detienen: los infectados se retiran. Al encender la luz de nuevo, Pablo y Ángela ven todo tipo de crucifijos, elementos religiosos, instrumental experimental y una pared forrada de recortes de diario sobre una niña portuguesa poseída llamada Tristana Medeiros que había desaparecido de una clínica.
Uno de los recortes se titula “Química e Iglesia”. En el techo del ático se escuchan unos extraños ruidos que aterran a Ángela. Con cautela entran hasta el fondo del ático y encuentran una grabadora. La voz de un hombre habla sobre la niña y como la enzima que le extrajeron ha mutado y se ha vuelto contagiosa. La voz asegura que el Vaticano ha ordenado que la maten, pero se teme lo peor. Ángela ata cables y cree que tiene que ver con lo del virus, pero sus cavilaciones son interrumpidas por una trampilla en el techo que se abre. Pablo mete la cámara para buscar una salida, pero es atacado por un niño que estaba allí y que rompe la luz de la cámara dejándoles a oscuras. Pablo activa la visión nocturna para guiarse pero graba un figura aterradora que se les acerca: una mujer muy delgada y en un estado deplorable armada con un martillo pero que parece que no les puede ver. Pablo indica a Ángela que no haga ruido e intentan escapar, pero tropiezan con algo y provocan el ataque de la mujer. Pablo le dice a Ángela que corra mientras él hace frente a la mujer, que finalmente lo mata. Ángela coge la cámara que ha caído al suelo y ve cómo la mujer intenta hacerle algo a Pablo. La reportera grita horrorizada y la mujer la ataca. Ángela cae al suelo y se arrastra hacia la cámara. Se oye un ruido extraño, como el grito de una niña, y Ángela es arrastrada hacia la oscuridad.
Ver Pelicula:
Ver En: Español Latino (Castellano)
(Click en la imagen para ver) |
Publicar un comentario